sábado, 19 de diciembre de 2009

189. Nigeba

Depende del año; a veces me lo paso mejor en Nochebuena y a veces en Nochevieja. Por otro lado, cuando era pequeña, durante la noche del 24 estaba nerviosa porque iba a venir Papá Noel, y en la del 31 lo estaba porque había que comerse las uvas e iba a comenzar otro año.

Hoy he ido al Salón de aquí. Creo que es el primero que hacen. Mañana lo cuento, que ayer no publiqué, porque se fue la luz sobre las nueve y media y acabé durmiéndome esperando a que volviera; cuando volvió, sobre las once, tenía sueño, así que pasé de encender el ordenador.

El viernes fue un día extraño, de esos que rompen la rutina para bien y para mal a la vez. En PICP, mientras estaba hablando la profesora, se equivocó y dijo, "herreros, digo, errores". Poco después el de delante reprodujo esas palabras y me hizo reír. La profesora se creyó que me estaba riendo de ella y me empezó a decir que de qué me reía, que le alegraba haberme hecho reír, que si me río con ella está bien, pero reírme de ella no, y no sé qué historias. También nos dijo que el proyecto de las clases por la tarde no era viable (a buenas horas nos lo dice), que lo que haríamos al final sería ayudar en las campañas, a organizar lo que hiciera falta. No sé qué es peor. Entonces sacó a algunos voluntarios para que preguntaran si quedaban bolsas de comida por las clases de ESO y Bachillerato (en estos días había que llevarlas, voluntaria-obligatoriamente, larga historia), y a los demás nos llevó a la parte superior de la capilla (creo que ha sido la primera vez que la he visto). Me pusieron a coger bolsas del suelo para ir dándoselas a la gente, que las tenía que llevar a otro sitio. Yo me agachaba como podía. Al rato me relevaron y me llevé un par de bolsas. Cuando las dejé en su sitio, la profesora me dijo que no debía de cargar pesos. Supongo que en la junta de evaluación algún profesor diría lo del corsé o algo. Le respondí, ¿y entonces qué hago?, y me contestó, vente conmigo. Llamó a unos cuántos más y acabé yendo con ella y con cuatro o cinco chicos de mi clase. Empezamos a ir por todos los cursos de Infantil y Primaria a preguntar si quedaban bolsas de comida. Después nos dijo que fuéramos por un lado y ella se fue por otro. Acabamos llegando al pasillo de nuestra clase, y el de Lengua nos dijo que entráramos en ella. Estábamos seis o siete chicos, la chica con la que hablo últimamente a la salida y yo. Uno de ellos se puso a dibujar en la pizarra cosas que no debía, y mientras dibujaba, pasó el profesor de Lengua y se quedó mirando. Cuando el chico se dio cuenta, dijo, ¡ah, no, que no era así!, y lo borró rápidamente. Nosotros partiéndonos. El profesor se fue riéndose. Un poco más tarde, el mismo chico que dibujaba empezó a pasar por un pasillo entre las bancas cantando el villancico y bailando. El de Lengua volvió a pasar y lo vio. Eso ya fue la repera. El caso es que los demás de la clase no volvían, y la profesora tampoco. Uno estaba preocupado pensando que nos iban a regañar. El de Lengua al final nos dijo que fuéramos a ver dónde estaban los otros. Y nos los encontramos en el patio, porque había "hora libre". De todas formas, me alegro de haber estado en la clase, porque me reí un montón.

A última hora fuimos al salón de actos a ensayar de nuevo "el villancico". Se suponía que podíamos de una y media en adelante, es decir, hasta las dos y veinte o así. Empezamos a ensayar sobre las dos menos veinte, porque había otras clases antes, y terminamos sobre las dos menos cinco. Debimos cantarlo dos veces. Encima no sé qué pasa con una guitarra, que unos no la escuchan y otros sí, y ahí hay un jaleo. Cuando volvimos a clase seguimos cantando para que nos saliera bien. La que organizaba el cotarro se dejó la voz para que se callara la gente. Algunos decían que vaya carácter, pero en parte si no lo tuviera no habríamos podido ensayar casi nada. Hubo un momento en el que preguntó si alguien sabía cantar la tercera estrofa de la canción. Le respondí que yo creía que sí. Así que lo cantamos las dos, pero ella se lió por el final y tuve que acabarlo sola. Es extraño, normalmente me da mucha vergüenza cantar si alguien me escucha, pero cuando se anima el ambiente me acaba dando igual.

Supongo que este entradón compensa las anteriores, ¿no?

¿Sabías que...?
UNIVAC I, la primera computadora u ordenador comercial de la historia, pesaba 13 toneladas.


La pregunta de hoy es:
¿Existe una única ética válida?

Nuestra misión en la Tierra es descubrir nuestro propio camino. Nunca seremos felices si vivimos un tipo de vida ideado por otra persona.

1 comentario:

  1. Sin duda es muy posible, pero probablemente sean unos pocos principios muy basicos en los que estemos todos de acuerdo

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