308. Inimaginable

Según en qué. Casi diría que, más que curiosa, soy bastante cotilla, aunque supongo que eso es normal. Me gusta enterarme de qué hace y dice la gente, y de vez en cuando me llevo sorpresas desagradables gracias a eso. A menudo me ocurre que me doy cuenta de algo que lleva en ese lugar mucho tiempo, y no lo había visto nunca.

Durante este curso sí que he tenido un apoyo, pero temo por el que viene, ya que estaremos en clases distintas. No sé qué va a pasar. Ya no vamos a ver más de la película, por lo que así se va a quedar, al menos por ahora. Ya sé que los padres tienen gran parte de culpa, pero son ellos a quienes veo. ¿Qué canción? ¿La de la frase? La de Para darte mi vida también es muy bonita, si te refieres a eso.

¡Menudo día el del martes! O menuda noche, mejor dicho. No sé cómo describirla. Fue muy buena y algo mala a la vez. No sé por qué, pero no tengo demasiadas ganas de explicar cómo fue. De todas formas, iré contando algunos detalles (aunque al final me acabaré enrollando como siempre).
Mientras iba llegando la gente hubo saludos muy efusivos y muchos cumplidos. Mi tutor fue el único que vino al lugar donde habíamos quedado todos antes de ir a la pizzería. Allí fue todo bastante raro: fueron trayendo pizzas poco a poco, en vez de una para cada uno, como estaba previsto; el agua nunca llegó, hasta que unos fueron a pedir cerveza (sí, los profesores los vieron y pasaron olímpicamente) y me dieron una botella pequeña de agua; se suponía que los profesores no tenían que pagar nada y casi les cobran... Un timo, por lo que se ve. De repente, le dieron un regalo al jefe de estudios agradeciéndole su apoyo y no sé qué historias, lo que no me pareció nada bien, porque seguro que lo pagaron con el dinero de todos, y solamente lo sabía una clase. Por lo menos me lo pasé genial con mi grupo del recreo, aunque dos no vinieron, uno se fue con otra gente y faltaban también los que no eran de nuestro curso. Lo malo fue que ellos no fueron a la discoteca; ya no los vi más esa noche.
Me fui con un grupo de chicas y un chico, con quienes he ido alguna vez, sobre todo cuando faltan los otros. Sin embargo, no termina de convencerme ese grupo. Además, después de hacernos alguna foto con los profesores que no se habían ido aún, me enteré de que iban a hacer botellón antes de entrar a la discoteca. Y, claro, como había varias que querían ir, teníamos que ir todos. Eso me dio rabia, porque estábamos tres o cuatro continuamente diciendo de irnos, pero a la vez no querían "para no dejar solas a las otras". ¿Qué más darán las otras? Si quieren quedarse ahí emborrachándose, que se queden, y ya vendrán cuando les venga en gana. Claro, yo no iba a decir a las doce de la noche que me subía yo sola, y menos con mi pésima orientación. Otro de los factores que retrasó la marcha fue una chica a la que conocí ese día, que no podía entrar a la disco porque no tenía entrada. Así que acabamos yendo bastante tarde.
Y ya seguiré; ya sabía yo que al final me explayaría. Supongo que la parte del botellón la continuaré un poco.

¿Sabías que...?
La ceja sirve para proteger al ojo del sudor (o lluvia) que fluye por el rostro o de la fuerte irradiación solar y, en general, de agresiones exteriores como el polvo o la arena, apoyando también la función de las pestañas. La dirección del vello desvía el sudor hacia las sienes.


La pregunta de hoy es:
¿Qué recuerdo te gustaría que permaneciera con detalle para siempre en ti?

Tus espinas se convierten en pétalos.