295. Ñam

Qué temperaturas tan bajitas. Yo creo que mi favorita está entre los 22 y 24 grados. Claro que, ahora que tengo que llevar más ropa, prefiero un poco menos, sobre todo cuando voy a clase. Ni aire acondicionado tenemos.

¡Uy! Dejé un poco colgada la entrada anterior. Ya lo he modificado un poco, a ver si así se entiende. De todas formas, tienes razón; es ver el hipercubo en Wikipedia y ya me cuesta...

El miranzano es el mejor, calro que sí.
¿Hace falta todo eso para cortar unos bollos de pan, meter unas lonchas de salchichón o mortadela y guardarlos en cajas? Los bocadillos los hicimos para comerlos el mismo día, así que no veo que haya un gran problema con respecto a eso. Lo que ocurre es que antes ese trabajo lo hacían las madres, y ahora nos ha tocado a nosotros.
Realmente, no creo que conozcamos mejor el espacio exterior que el océano, aunque sí que parece haber más investigaciones para descubrir qué hay ahí fuera.

En realidad no estuve tanto tiempo metiendo bocadillos en cajas. Durante la primera media hora estuvimos organizándonos (¿cómo pudimos tardar tanto?). Después, me fui con unos, pero no dejaban de hacer el tonto, por lo que me marché a buscar a dos chicas. Por suerte, las encontré pronto. Fuimos al pabellón, donde siempre están los juegos. Había cola en todos. Fuimos a uno de calcular una cifra con seis números (aparece en un programa de televisión, Cifras y letras). Ellas no querían participar, así que se quedaron a esperarme. Cuando llegó mi turno, al principio no me salía, pero la gente cuchicheaba el quid de la cuestión, así que lo resolví. Era muy fácil, y no estaba nerviosa, pero me dio por probar caminos más complicados. Luego fuimos al juego de mi profesor de Francés. Una de ellas al principio dijo que no quería jugar, así que, como era por parejas, nos pusimos en la cola la otra y yo. Lo hicimos bastante rápido, aunque otros de la misma tanda lo hicieron más deprisa aún. Sin embargo, como ya se acababan los juegos (ya eran las once, esto me ocurrió por todo el tema de los bocadillos), nos dio premio a todos los que estábamos por ahí.
Poco después hubo una sorpresa. Los profesores salieron a bailar. Estuvo bien, aunque no conocía a casi ninguno. Más tarde fue la proclamación del equipo ganador y la pastelada. ¿Quién ganó? Como predijo el que tengo delante, y con el tiempo muchas personas más, los violetas. ¡Que no, que son los morados! ¡Que son los lilas! Para el caso, es lo mismo. Lo importante es que sobraron pasteles, así que este año también pude comer.
Una cosa que no me gustó nada fue que, encima de los bocadillos, algunos de los que estuvimos haciendo el trabajo sucio se quedaron en la barra para dar la comida y la bebida. Como si ellos no pudieran disfrutar de las fiestas. Por lo menos, que hubieran puesto a otros, que ya llevaban casi dos horas pululando por el patio.

¿Sabías que...?
Aunque anteriormente en Reino Unido, Irlanda, Australia y Nueva Zelanda se empleaba la escala larga para nombrar los números, actualmente y cada vez más emplean la escala corta. Hay que tener en cuenta que por encima del millón y por debajo de la millonésima, nombres iguales poseen significados distintos en ambos sistemas, con lo que números del orden del billón o del trillón, por ejemplo, pueden resultar confusos a nivel internacional. El empleo de los prefijos del SI puede ser el camino para la superación de este problema.


La pregunta de hoy es:
¿Qué piensas de las corridas de toros?

No podemos ver lo que no existe.