domingo, 28 de marzo de 2010

257. Ramos

Sería interesante conocer a Laura Gallego. Me encantan sus historias, tiene una imaginación impresionante. Y si no, podría ser algún matemático o físico famoso, al estilo de los protagonistas de Numbers. Seguro que aprendería un montón.


Era por la mañana. Llegué a clase.
- ¿Qué haces tú aquí?
- ¿Cómo?
La miré con cara de incredulidad. Entonces me miré a mí misma. Y lo que vi me dejó totalmente impresionada: en lugar de mi cuerpo estaba el de Alba.
- ¿Qué...? - mascullé.
- Anda, Alba, vete a tu clase - añadió, señalando la puerta.
No comprendía nada. Yo no era ella, eso estaba claro. ¡Yo era Ainhoa! Mientras reflexionaba sobre lo que acababa de descubrir, fui a su clase, porque sabía cuál era, ya que la había visto entrar más de una vez. Pensé que por el momento lo mejor era pasar desapercibida, que nadie se diera cuenta, porque de lo contrario me tacharían de loca. Es decir, tacharían a Alba de loca. ¿Dónde estaba ella entonces? ¿Y yo? ¿Cuánto tiempo duraría esto?
Durante las tres primeras horas no pude concentrarme. No paraba de pensar. En varias ocasiones, me preguntaron si estaba atendiendo o me encontraba en mi mundo.
Por un lado, no sabía qué hacer. Alba me caía bien, y no quería provocar que nadie se enfadara con ella, aunque ya lo estaba haciendo sin querer. Por otro, tenía miedo de qué estaría ocurriendo conmigo, con mi cuerpo. Me di cuenta de que suponía que todo iba a volver a la normalidad. ¿Por qué estaba tan segura? Creo que no terminaba de aceptar lo sucedido. Pero a lo mejor tenía que hacerlo.
Por fin, llegó el momento del recreo. Había tomado una decisión: tenía que desvelarlo, tenía que conseguir que me creyeran. No aguantaría mucho tiempo fingiendo ser quien no soy. Me reuní con mi grupo de amigos. Empecé a dudar de si había elegido la opción correcta. Lo cierto es que no me imaginaba que me hicieran caso sin más.
Y allí estaba ella. Por su expresión, parecía estar en otra parte, muy lejos. En ese momento, no supe dilucidar si eso era bueno o malo. Saludé a los otros y caminé lentamente hacia ella.
- Eh... ¿Ainhoa?


Es una tontería y es penoso, lo sé, pero por alguna razón necesitaba escribir algo parecido. Al final he cambiado casi todo lo que había pensado en un principio. A lo mejor hay una segunda parte. Pobre Claudia, cómo la margino. A ver si un día de estos...

¿Sabías que...?
Según la mitología hindú, los Semnopithecus, un género de primates, tienen la cara negra debido a que Hanuman, una deidad guerrera con apariencia de mono, se quemó las manos y la cara al intentar salvar a Sītā, la esposa de Rāma.


La pregunta de hoy es:
¿Qué te gustaría olvidar?

I think about the little things that make life great.

1 comentario:

  1. Linda historia, aunque con un una continuación peligra de perder su magia. mejor sorprendenos =P Por cierto que nombres tan normales que elegiste! (?)

    ¿Olvidar? Seguramente alguna escena en la que haya hecho el ridículo, aunque en realidad todo recuerdo puede servir en un futuro. Tal vez no aprendería el error y volvería a hacer el ridículo. Igualmente un recuerdo concreto no se me ocurre ahora.

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