viernes, 9 de abril de 2010

263. Estrella

Esta entrada la escribí ayer, pero como Internet y la línea estaban simpáticos, no pude publicarla. Así que aquí está.

Por supuesto, el presente, sin olvidar los recuerdos del pasado, y construyendo y avanzando hacia el futuro. Como decía Lord Henry, el amiguito de Dorian Gray, It's today what is important. Nadie nos asegura el mañana.

Hoy el de Lengua, en medio de la exposición de la vanguardia, cuando tocaba el surrealismo, ha empezado a explicarnos la teoría de Freud. Según este médico, los sueños son nuestros deseos reprimidos, hasta tal punto que a veces los consideramos repugnantes al despertar. No me lo creo. Es imposible que realmente anhele que se cumplan algunos de los sueños que he tenido.

He querido copiar un fragmento de La emperatriz de los etéreos. El libro me ha gustado mucho. Si alguien lo está leyendo o por casualidad lo va a adquirir, quizá no debería leer lo que sigue, a lo mejor le fastidio parte de la historia. Lo primero es un detalle que me resultó divertido.


- Y deja ya de hacer preguntas. Me obligas a pensar.
- Claro, eso explica muchas cosas.

- Pero es la Emperatriz quien gobierna ahora sobre el mundo -prosiguió Todo, imperturbable-. Ella descendió de los cielos y nos ofreció la posibilidad de liberarnos de la esclavitud de nuestros cuerpos. Nos enseñó a Cambiar. Nos dio la oportunidad de alcanzar la eternidad.
- ¡La eternidad! -exclamó Bipa con desdén-. ¿De qué te sirve la eternidad si para ello has de renunciar a la vida?
- La eternidad -replicó Todo- es la libertad ansiada por todos aquellos que son esclavos de su cuerpo. Tu amigo lo sabe. Sabe que lo que la Emperatriz le ofrece vale más que una corta vida que pasará alimentándose, durmiendo, envejeciendo y criando a unos hijos que serán tan esclavos como él. Por eso te ha dado la espalda, muchacha. A ti y a todo lo que conoció. Sabe muy bien que el don de la Emperatriz no tiene precio. ¿Qué podrías ofrecerle tú a cambio de la eternidad? ¿Qué puedes regalarle que valga más que la libertad?
Bipa montó en cólera. Las palabras de Todo le parecían una sarta de disparates.
- Vivir la vida -dijo-. eso no tiene precio. Quien no haya pasado nunca frío no apreciará el valor de una hoguera. Quien nunca haya llorado no disfrutará de los momentos de risas. Quien no haya pasado nunca hambre no valorará un plato de estofado caliente. Quien no conozca la muerte no sentirá amor por la vida. Esto es lo que Maga me enseñó.
» Los etéreos pierden la capacidad de sentir, de emocionarse. Eso es lo que nos hace amar la vida. Los etéreos buscan una existencia sin límites y al mismo tiempo renuncian a las cosas que valen la pena. Serán eternos, sí. Pero estarán eternamente vacíos.
» Tú lo sabes -concluyó, con una traviesa sonrisa-. Presumes de ser Todo, pero estás atrapado en una cárcel líquida. Presumes de no sentir necesidades corporales, pero me has robado un beso. Sólo para tratar de recordar qué se sentía al besar a una mujer.
Todo no respondió.
Bipa se levantó, segura y confiada, por primera vez en mucho tiempo.
No eres Todo -le aseguró-. No eres yo. Porque aún poseo un cuerpo que me delimita. Porque tengo una identidad, y porque aún recuerdo mi nombre.
» Y sé que tú desearías poder acordarte del tuyo.


¿Sabías que...?
Es ilegal exportar dingos (una subespecie de lobo) de Australia.


La pregunta de hoy es:
¿Libertad o progreso?

Hoy la vida llueve penas, gotas de desesperación.

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